El corselete que ciñe mi cintura es de negro encaje. La blonda realza la blancura de los pechos. Me ducho enfrente de su mirada con la ropa interior. Me reduzco al tormento de mi pena sin saber que existo en el futuro, que serviría para algo que quiere asemejarse al vuelo, y no es más que puro mecanismo que me empapa de horror. |
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